El mar paga las consecuencias.

Todos hacemos nuestro aporte de contaminantes al mar, nadie tiene la conciencia sobre el cuidado a nuestras aguas y el resultado es que cada vez son más las especies marinas que llegan muertas a nuestras costas. 

Tóxicos, contaminantes, basura y toda clase de productos dañinos se verten desde las zonas urbanas, provocando un ecocidio sistematizado e imparable. 

Comencemos con el Corredor Industrial de Altamira que es uno de los de mayor aporte de tóxicos y metales pesados en aguas no tratadas que son descargadas al Golfo de México.

Este enorme complejo que reúne empresas nacionales e internacionales opera desde 1985 y desde entonces se ha prometido aplicar las tecnologías necesarias para eliminar los contaminantes de sus aguas desechadas, lo que ha quedado en buenas intensiones.

Resulta que en zonas donde el acceso de usted o yo es imposible, ya que se llega en unidades 4 por 4 o en embarcaciones por el mar, se pueden observar los enormes tubos provenientes de las empresas que sin recato escupen el material dañino.

Y que decir de Petróleos Mexicanos (Pemex) que se ha convertido en el más grande cínico, ya que pese a haber evidencias de sus escurrimientos al río Pánuco y al océano se limita a decir que no es así. 

La voceria, que por cierto ni siquiera se sabe en este momento quién la encabeza, apenas recibe información de un derrame de aceite, petroleo o sedimento simplemente envían un boletín de dos párrafos en que dicen que no proviene de sus instalaciones.

Pero es justamente de la Terminal de Operaciones Marítimas y Portuarias, de la Refería “Francisco I. Madero” y el área de llenaderas donde se da este escape de hidrocarburo que mancha el agua con una nata gruesa.

En lo que va del año se han registrado por lo menos cuatro de estos hechos documentados, uno fue en el mes de marzo afectando el campo tortugueros de la zona norte de Miramar; otro más en agosto que una mancha de aceite llegó a las escolleras y dos más de sedimentos en la zona de playa.

La petrolera sólo dice no es mío, pero no demuestra o explica de dónde viene ese material, aún cuando es su responsabilidad como único ente -por el momento- que comercializa, distribuye y mueve estos materiales.

Y que decir de la población que va a playa y deja en la orilla toda clase de desperdicios o que arrojan la basura a la calle, que va a dar a  alcantarillas, al río y al mar. 

Y la llama Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente del Gobierno federal, que acaparó la recepción de denuncias y seguimiento a estos casos de derrames, simplemente no hace nada al ser juez y parte.

Eso ha generado una mortandad de especies marinas que es preocupante, desde delfines conocidos como toninas hasta diversas especies de tortugas que lejos de llegar a desovar a Miramar arriban muertas. 

El martes se registró el último animal muerto, tratándose de una tortuga verde; en febrero se encontró una tonina y una tortuga lora en la parte central de playa; mientras que en marzo fue otra lora muerta a la altura del complejo “Tildillos”.

Por más que el municipio exigen que se tomen medidas son palabras lanzadas al aire ya que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) menos, dejando que el mar sea asesinado ante sus ojos.

La indolencia y falta de interés en nuestro mar por parte d esas autoridades es sorprendente, generando un daño severo que sin duda en un futuro no muy lejano estaremos pagando la cara factura de nuestras nefastas acciones. 

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