EN MADERO HACEN LO QUE QUIEREN

Sin ningún control se encuentra el personal y el uso de bienes públicos de Ciudad Madero, al grado que uno de los empleados tomó una camioneta del municipio para irse de juerga y la destrozó.

El “angelito” que cometió esta avería fue identificado como Francisco Javier Maldonado Turrubiates quien simplemente necesitaba en qué moverse y tomó una canionetita Jeep Patriot color negro propiedad del municipio.

Todo indica que al señor se le pasaron las copas y sin más se fue conduciendo en la Unidad oficial, que dicho sea de paso no tenía ningún logotipo de identificación de la administración municipal.

Su impericia, aunado a los alcoholes que traía encima, provocaron que el sujeto perdiera el control de la camioneta, zigazagueara varios metros y terminara estrellándose contra un poste de la comisión Federal de Electricidad (CFE).

El empleado, a cargo de Ángel Rojas quien tampoco ha dado la cara, hizo pomada al vehículo maderense, pagado con los impuestos de la ciudadanía y que se supone debió haber sido usado para beneficio exclusivo de esta.

Pero no conforme con todo lo que generó el tipo comenzó a charolear, asegurando que era cercanísimo al alcalde Adrián Oseguera Kernion, casi su familiar directo y que él era prácticamente inmune a cualquier acto sancionador.

Pero le salió el tiro por la culata, ya que fue el propio alcalde quien anunció que sería cesado, sin posibilidad a recontratación y que además el chifle le saldría carito al tener que pagar tanto la camioneta como los daños generados a la infraestructura.

El borrachazo será uno de los más caros que en su vida haya tenido este empleado municipal quien al querer andar de “paletozo” y aprovechando la falta de control de las unidades simplemente no midió las consecuencias.

Pero ya varias veces se había señalado al alcalde estas situaciones, del uso de unidades públicas en asuntos netamente particulares pero jamás puso la atención debida y ahí los resultados con saldo de vario miles de pesos públicos perdidos.

Con esto queda demostrado que en Madero los empleados hacen lo que quieren y las advertencias del alcalde, prácticamente todos, les hace lo que el viento a Juárez.

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