Carissa Fisher llegó de sorpresa. Tocó la puerta de la casa de la familia Toczek sosteniendo un par de globos, un peluche y un cartel que decía: “Hey Ezra, ¿te gustaría compartir mi hígado?”.
Ezra Toczek tiene 5 años y fue alumno de Fisher en el preescolar Precious People en Alden, un pueblo ubicado 253 kilómetros al oeste de Nueva York. Era huérfano y mostró una salud frágil desde su nacimiento.
“Tiene una gran cicatriz en el abdomen debido a una cirugía que le hicieron cuando era más pequeño”, cuenta la maestra de 20 años. “Siempre tuvo problemas médicos y sabíamos que eventualmente necesitaría un hígado nuevo”.
Ezra cambió de escuela y Fisher no supo más de él durante dos años, hasta que se topó con una publicación en Facebook donde la familia adoptiva del niño pedía ayuda para un trasplante de hígado.