“Yolanda Saldívar, habitación 158”.
Esas fueron las últimas palabras que pronunció Selena Quintanilla antes de morir.
Aquel fatídico 31 de marzo de 1995, “la reina de la música tejana” se arrastró hasta el vestíbulo del motel Days Inn de Corpus Christi (Texas, Estados Unidos) y, antes de desplomarse, les indicó a los empleados quién le había disparado y dónde encontrarla.
Y con ello, dejó para siempre unido a su nombre el de quien había sido su amiga, la presidenta de su club de fans y gerente de algunos de sus negocios.