Pareciera que Petróleos Mexicanos (Pemex) opta por el olvido, ya que pese a las condiciones de contaminación que imperan en la zona por hidrocarburos la empresa prefiere quedarse callada en un afán de que la sociedad simplemente deje de recordarlo.
Pero como olvidar el bloque de casi 7 toneladas de chapapote que encalló en playa Miramar el domingo 2 de junio del presente año y los siguientes pedazos que han arribado a la costa del sur de Tamaulipas.
Incluso residuos de aceite y material blando de petróleo ha llegado a playa Miramar afectando notoriamente el espacio que es considerado uno de los más limpios en todo el noreste mexicano y el Golfo de México.
Su vocero Omar García se limita a enviar, en el menor de los casos, boletines de unas cuantas líneas en la que la mayoría de las ocasiones niegan que la contaminación provenga de instalaciones petroleras, es decir se lavan las manos.
Al mutis de Pemex se suma la inacción de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) que ha brillado por su ausencia ante el cochinero que provoca la empresa petrolera del Estado en esta zona del sur de Tamaulipas, donde prácticamente jamás ha emitido un reporte.
El propio alcalde Adrián Oseguera Kernion ha pedido labores de limpieza y mejorar los servicio de cuidado al medio ambiente, pero contrario a ello la compañía simplemente piensa que con donaciones de unas cuantas toneladas de asfalto vendría a remediar la situación.
La muerte de tortugas, mantarayas y otras especies marinas se ha convertido en algo recurrente en la zona sur de Tamaulipas y el límite con el norte de Veracruz, provocada por los altos índices de contaminación en el mar río Pánuco.
Los ambientalista han alzado la voz pero absolutamente nadie responde, Pemex se ha especializado en callar y hacer como que absolutamente nada pasa. Una vergüenza.
