El gobierno de México recabó seis mil millones de dólares tras colocar tres bonos –a cinco, 12 y 31 años– en mercados internacionales, un evento que confirmó el interés de los inversionistas internacionales en la deuda gubernamental mexicana aun cuando el país atraviesa por una difícil situación por la parálisis económica que han decretado las autoridades de salud a fin de contener la propagación del nuevo coronavirus covid-19.
De hecho, el interés internacional por los bonos mexicanos fue 4.75 veces superior al monto que recabó el gobierno.
El gobierno recibió mil millones de dólares con la venta del bono a cinco años, dos mil 500 millones con el de 12 años y también dos mil 500 con el de 31 años, de acuerdo con un comunicado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
El rendimiento a vencimiento que pagará el nuevo bono a cinco años será de 4.125%, con un cupón de 3.9%; mientras que la deuda a 12 años ofreció un rendimiento de 5%, con un cupón de 4.75%; y la de 31 años pagará un rendimiento de 5.5%, con un cupón de 5%, agregó la dependencia
Claro que ante las difíciles circunstancias por las que atraviesa la economía mexicana y que ya han provocado la degradación crediticia de la calificación soberana del país por parte de las tres principales agencias calificadoras en el mundo, el gobierno tuvo que aparentemente ofrecer un rendimiento a vencimiento mayor al de hace algunos meses por títulos con vencimientos similares para persuadir a los inversionistas a adquirir esos papeles.
Por ejemplo, en enero pasado, cuando el panorama económico para el país era mucho más favorable que el actual –con expectativas de crecimiento de entre 1.5 y 2% a diferencia de hoy con un pronóstico de contracción económica de alrededor de 6.7%– México vendió un bono a 10 años con un rendimiento a vencimiento de 3.312%, el nivel más bajo de su historia y 1.688 puntos porcentuales menor a la tasa del nuevo bono a 12 años.
En enero, México recabó 1,500 millones de dólares con ese bono a 10 años, un monto de mil millones de dólares inferior al obtenido con el bono a 12 años.
Por lo que se refiere al bono a 31 años, la última vez que el gobierno mexicano vendió un adeudo con un plazo similar fue también en enero. En esa ocasión, las autoridades mexicanas colocaron deuda a 30 años con un rendimiento a vencimiento de 4.041%, o 1.459 puntos porcentuales menos que al bono de más largo plazo que colocó el país hoy.
Con el bono a 30 años de enero, México recabó 800 millones de dólares, o mil 700 millones menos que ahora.
De cualquier manera, al concretarse la venta de bonos gubernamentales, en los mercados internacionales, el país confirma, como ya han hecho otras economías emergentes, entre ellas Perú y Arabia Saudita, que a pesar de la turbulencia reciente que ha caracterizado a los mercados financieros internacionales por la creciente aversión al riesgo que ha generado la pandemia, hay inversionistas interesados en arriesgar parte de sus portafolios en activos que son menos seguros, pero que ofrecen un mayor rendimiento, como podrían considerarse los bonos globales del gobierno mexicano.
De hecho, Hacienda dijo en su comunicado que la colocación de bonos de hoy se hizo con la mayor demanda en la historia de estas emisiones.
Incluso, la colocación de los bonos del gobierno mexicano podría indicar que el interés por la deuda mexicana perdura aun cuando la calificación crediticia del país ha sufrido degradaciones recientes, aunque no para que México deje la categoría de grado de inversión, que es la de menor riesgo de incumplimiento.
Hacienda dijo que la nueva emisión “no representa endeudamiento adicional a los límites de endeudamiento neto establecidos en la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2020 aprobados por el congreso”, ya que los recursos se usarán para refinanciar o pagar otros adeudos.
Claro que, para algunos, la venta de los bonos globales en mercados internacionales, podría también servir de recordatorio al presidente Andrés Manuel López Obrador de que su gobierno cuenta con la capacidad para atraer recursos internacionales, algo que él, si lo deseara, podría utilizar para aliviar la compleja situación por la que atraviesan cientos de miles de empresas en el país ante la suspensión de sus actividades por la pandemia del covid-19.
La suspensión de actividades no esenciales en México está, de hecho, entrando ya a su quinta semana y se mantendrá así al menos por casi seis semanas más, una compleja situación que está forzando a muchas empresas a despedir trabajadores e incluso, en algunos casos extremos, a cerrar sus puertas.
En las últimas dos semanas de marzo y en la primera de abril, el país perdió 350 mil puestos de trabajo de compañías que optaron por reducir o desaparecer su plantilla laboral, ante el cierre de sus operaciones.
Esa pérdida de empleos representa 1.8% del total de los puestos de trabajo formales en el país de cerca de 20 millones.
Así, diversas organizaciones empresariales han solicitado ayuda al gobierno, a través de postergar el pago de impuestos, de sus obligaciones patronales y de solicitar una transferencia directa de recursos por parte del gobierno a sus trabajadores a fin de preservar esas fuentes de trabajo y sus negocios.
Sin embargo, hasta ahora, López Obrador se ha rehusado a aceptar las propuestas por temor a quedarse sin recursos para financiar sus programas sociales.
Es aquí donde la colocación de bonos que realizó hoy el gobierno podría jugar un papel crucial, ya que demuestra que el país puede endeudarse más para brindar esos alivios y seguir financiando sus programas sociales.
Claro que no hay señales de que el mandatario vaya a ceder a las presiones de grupos empresariales, partidos políticos –incluido el suyo, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena)– o de líderes sindicales.
“Pensamos que podemos salir adelante sin endeudar al país”, dijo esta mañana el presidente en su conferencia matutina.
De acuerdo con Hacienda uno de los bonos colocados vencerá en 2025, el otro en 2032 y el tercero en 2051.
Las tres emisiones en dólares fueron registradas con la agencia estadounidense Securities and Exchange Commission (SEC) y contaron con la participación de más de 420 inversionistas institucionales de todo el mundo.