El rumor de una supuesta epidemia de influenza en esta zona sur de Tamaulipas corrió como reguero de polvora, encendiendo los focos rojos de las autoridades de salud que de inmediato salieron a los reflectores para negar los dichos de los alarmistas que aseguraban por redes sociales que casi estabamos en emergencia nacional.
Desde el anonimato que dan las redes sociales como Twitter y Facebook e incluso mensajeros como WhatsApp se emitieron alertas que aseguraban que hospitales como el IMSS, ISSSTE, PEMEX, General de Tampico y Civil de Madero estaban atiborrados de personas moribundas por este mal.
Incluso que la Beneficencia Española habia bloqueado dos de sus pisos para aislar a los enfermos que cada vez eran más y que habian rebasado la capacidad de operación del nosocomio destacando la apatía de las autoridades estatales para dar a conocer lo que ellos -los divulgadores- consideraban una gran verdad.
Hablaban de una falta del Tamiflu, medicamento que es suministrado para curar la enfermedad y controlar los síntomas que se caracterizan por dolor articular, temperaturas, escalofrios y un desorden general en las capacidades motrices; encontrando como principal via de propagación el saludo de mano o estornudos.
El caso es que la Secretaría de Salud ha señalado que todo lo expuesto es falso, que no hay una crisis por influenza, que no hay propagación masiva y que tampoco se tienen registros de muertes generadas por la enfermedad que en 2009 puso en jaque el sistema de salud nacional por una propagación masiva.
El director de la Jurisdicción Sanitaria No. 2, Dr. Esteban Barrón Guardado, aseguró que “no es verdad las versiones que se han dado al respecto, se tienen casos que están bajo tratamiento y en ningun momento ha muerto algun paciente por esta situación”.
Pero pese a sus dichos la Secretaría de Salud de Tamaulipas llamó de emergencia a sus coordinadores jurisdiccionales a una reunión urgente a Ciudad Victoria donde se les instruyó a que se pongan a trabajar y evitar que ese escenario catastrófico se convierta en una realidad.
Uno de los asuntos más preocupantes es la apatía de la población para acudir a vacunarse contra la influenza, ya que pese a contar con el biológico para inocular a gran cantidad de personas estos simplemente no acuden, generándose una gran epidemia de apáticos.
Apenas se han inoculado el 50% de la meta establecida por las autoridades de salud esperándose que en la última semana de febrero que es la semana Nacional de salud se alcance por lo menos a aplicar la totalidad del reactivo.
Hay que tomar conciencia sobre estos riesgos, donde las personas de menos de 5 años, más de 60 y aquellos con enfermedades crónicas, degenerativas e inmunodepresivas son los más vulnerables al contagio y a la muerte por este mal que con medidas de prevención puede evitarse.